Título original: M
Dirección: Fritz Lang
Guión: Thea von Harbou y Fritz Lang
Intérpretes: Peter Lorre, Gerhard Bienert, Otto Wernicke.
Año: 1931
Un comienzo de película
Por:
Julián E. Giambelluca
La primera escena de M encierra, en un minuto y medio, la intriga entera de todo el
largometraje. La canción que los chicos entonan mientras juegan funciona, en la
introducción de esta historia, como una magnífica predestinación que el
espectador sólo podrá comprender claramente durante el desarrollo y el desenlace
de la película. Dice Jacques Aumont, en su libro Estética del cine: “La intriga de predestinación consiste en dar,
en los primeros minutos del filme, lo esencial de la intriga y su resolución, o
al menos la resolución esperada”[1]. Esta primera escena de M contiene, directa e indirectamente, el
tema (un asesino de chicas busca a su próxima víctima) y todos los
participantes de la intriga: los chicos (futuras víctimas), las madres de esos chicos,
y el infanticida (en la letra de la canción).
Primeramente, escuchamos las voces de los
chicos, sólo sus voces, como si fuesen fantasmas, sobre un fondo negro. Luego
comenzamos a verlos, tomados en picado por el ojo de Fritz, en plano general
corto. Es decir, en un principio sólo escuchamos sus voces, luego los vemos, pequeños, indefensos. Una de las madres les
grita que dejen de cantar “esa horrible canción”. Los niños se detienen, pero
vuelven a comenzar. La canción continúa, y lo que en ella se dice ya no podrá
evitarse.
Los grandes maestros se descubren en los
primeros acordes, en las primeras palabras, en las primeras escenas.
Dice Quim Casas que “Lang siempre consideró M como la película de la que se sentía
más orgulloso” [2]. Suponemos que no solamente por los motivos que siempre
resaltó la crítica: la radiografía social de la Alemania de la República de
Weimar, una de las primeras utilizaciones verdaderamente artística del sonido,
la consistencia narrativa del guión, el tono por momentos documental de la
película. Creemos que Lang también debió sentirse orgulloso del comienzo de M, de los mejores de la historia del
cine.
[1]
Aumont, Jacques y otros, Estética del
cine, Barcelona, Paidós, 1996 (2° Ed.), p. 125.
[2]
Casas, Quim, Fritz Lang, Madrid,
Cátedra, 1998, p. 122.